¿Cómo ayudar a una persona que sufre un trastorno alimentario?

Si crees o conoces a un ser querido que padece un trastorno alimentario, apoyarle puede suponer un cambio en su vida

Los trastornos alimentarios afectan al menos al 9% de la población mundial, habiendo una mayor incidencia en chicas jóvenes. Además, según diferentes estudios, la pandemia ha provocado un aumento del número y la gravedad de los casos.

Las personas más cercanas a una persona con un trastorno alimentario desempeñan un papel muy importante, simplemente prestando atención e identificando posibles factores de riesgo o señales. Una de las cosas más fáciles de hacer es preguntar cómo ayudar, pero primero hay que informarse, ya que no saber lo suficiente puede ser perjudicial.

Esto es lo que debes saber para apoyar a alguien que lucha contra un trastorno alimentario.

1. Conocer las señales

Dado que la intervención temprana es clave, es importante ser capaz de reconocer los signos de los trastornos alimentarios. Por ejemplo, conocer los datos sobre el peso, la nutrición y el ejercicio puede ayudarte a razonar con alguien sobre los mitos que alimentan sus hábitos.

Hay dos tipos de signos comunes que puede indicar que la pérdida de peso, el tamaño o la forma del cuerpo y el control de los alimentos se están convirtiendo en preocupaciones principales:

Emocionales y de comportamiento

  • Preocupación por el peso, la comida, las calorías, los carbohidratos, los gramos de grasa y las dietas
  • Rechazo a comer ciertos alimentos o categorías enteras de alimentos
  • Mirar con frecuencia el reflejo de los defectos percibidos
  • Incomodidad al comer cerca de otros
  • Saltarse comidas o comer porciones pequeñas
  • Rituales alimentarios como comer sólo un determinado alimento o grupo de alimentos, masticar en exceso o no dejar que los alimentos se toquen
  • Saltarse comidas o comer porciones pequeñas
  • Alejamiento de amigos y actividades
  • Cambios de humor extremos

Físicos

  • Aumentos o disminuciones notables de peso
  • Dificultades de concentración
  • Quejas de problemas gastrointestinales, como calambres de estómago, estreñimiento y reflujo ácido
  • Desmayos
  • Mareos, especialmente al estar de pie
  • Cortes y callos en las articulaciones de los dedos (por vómitos intencionados)
  • Sensación de frío con frecuencia
  • Piel y cabello secos, y uñas quebradizas
  • Dientes descoloridos, caries o pérdida de dientes
  • Vello fino en el cuerpo (lanugo)
  • Hinchazón debajo de las orejas
  • Debilidad

Pese a que organismos con la NADA tienen listas para identificar cada trastorno, algunas veces no encajan en todos los casos.

2. Comparte sus preocupaciones

Si quieres confrontar a tu ser querido sobre las señales que has notado, ensayar lo que quieres decir puede ayudar a aliviar parte de tu nerviosismo.

En primer lugar, programa un momento para hablar en privado. En lugar de preguntar, hacer acusaciones o dar opiniones, utiliza afirmaciones objetivas sobre los cambios que has notado.

Es mejor que las afirmaciones sean sobre comportamientos, como no querer comer delante de la gente, que hablar sobre el tipo de cuerpo que tiene ahora o su peso. Porque eso podría obsesionarles más. Tampoco des consejos simplistas como deja de comer o come más. Siempre debes aconsejar que hablen sobre su problema con un especialista.

Prepárate también para las reacciones defensivas ante tus consejos. Ya que algunas personas pueden enfadarse si lo que les dices amenaza sus posibilidades de conseguir lo que quieren de su trastorno alimentario. Si esto ocurre, repite tus preocupaciones, pero no lo fuerces: di que te importa y deja la puerta abierta a la conversación.

3. Anímale a buscar ayuda

Las personas con trastornos alimentarios necesitan ayuda profesional para curarse. Si no tienen un médico o un terapeuta pero están dispuestos a recuperarse, puedes ofrecerles ayuda para encontrar uno o acudir a las citas con ellos. Recibir un tratamiento eficaz lo antes posible aumenta drásticamente las posibilidades de recuperación de una persona.

No te limites a creer que tu ser querido acudirá a un profesional, asegúrate de que lo cumpla.

4. Recuérdale por qué quiere recuperarse

Es habitual que los objetivos de cualquier persona se trunquen cuando sufre un trastorno de este tipo. Por ello, debes recordarle esas metas vitales que tenía y que podrá recuperar una vez este mejor. Como es el caso de viajar, tener hijos, ascender profesionalmente...

De esta forma, recordar a la persona ese futuro puede ayudar a centrarse en la recuperación a largo plazo, en lugar de en los beneficios percibidos a corto plazo de la conducta desordenada. Ayúdale a reconectar con sus valores y con lo que quiere ser.

5. Evita juzgar el cuerpo y la comida

También debes evitar decir cosas que puedan ser desencadenantes, como comentarios como "Vaya, ¿te vas a comer dos brownies?" o "Me siento tan gorda ahora mismo". Estos comentarios no deben hacerse en ningún caso, pero mucho menos delante de una persona cuyo problema radica en el peso y en la comida. Además, una persona con un trastorno alimentario está en competencia con el cuerpo de los demás. Por lo que este tipo de comentarios son hirientes y muy perjudiciales.

6. No seas monotema

Si todo lo que hablas con tu ser querido es sobre el trastorno alimentario, esa persona podría alejarte. Ya que por lo general, un trastorno alimentario es sólo la punta del iceberg, puesto que debajo podría haber problemas como la depresión, la ansiedad, el trauma o las inseguridades. Por lo que no querrá estar hablando todo el día sobre un tema que le hace daño.

Hay que entender que ese ser querido está sufriendo y la comida es la forma en que están adormeciendo el dolor, tolerando la ansiedad o superando el día.

A veces, el simple hecho de realizar actividades divertidas y relajantes juntos puede aliviar lo que la persona está experimentando y mostrar que estás ahí pero sin asfixiarla.

En general, apoyar a alguien con un trastorno alimentario requiere paciencia, educación, comprensión, compasión y delicadeza. Pero sé firme y no esperes a que la situación sea tan grave que la vida de tu amiga esté en peligro. ¡Actúa!.

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