EVITA LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES CON ESTOS 4 HÁBITOS
Con estos sencillos hábitos conseguirás poner freno a cualquier enfermedad cardiovascular que pudieras sufrir.
Las enfermedades cardiovasculares, que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, siguen siendo una de las primeras causas de muerte, tanto en hombres como en mujeres en España. Prestar atención a los factores de riesgo y llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a mantener el corazón sano.
Entre los factores de riesgo que se pueden controlar y que provocan estas enfermedades está el colesterol alto, la presión arterial alta y el tabaquismo. Otros factores de riesgo, que no se pueden controlar, son la edad y los antecedentes médicos familiares.
Un plan sólido para reducir el riesgo de cardiopatía incluye revisiones periódicas de la salud y el control continuo de los problemas médicos actuales, como la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto. Además, no hay que subestimar el papel de las medidas de estilo de vida, como una dieta sana, la actividad física, el control del estrés y el abandono del tabaco. Por ello, hemos querido reunir cuatro consejos para que lo pongas en práctica y puedas proteger tu corazón.
1. Caminar
Caminar es una forma de actividad física relativamente fácil y accesible que ofrece numerosos beneficios para la salud. Además, es especialmente importante para quienes pasan horas sentados o haciendo trabajo de oficina cada día. Es una gran fuente de ejercicio aeróbico, que también puede mejorar la función cerebral y reducir los niveles de estrés. De igual modo, es una actividad gratuita y que puedes hacer a tu propio ritmo, por lo que tienes pocas excusas para no seguir el primer paso de este plan. Si estás considerando poner en marcha un plan para caminar o añadir otra actividad física, habla con tu médico antes de empezar.
2. Comer variado
Comer bien no consiste en seguir una dieta restrictiva, sino en incluir una amplia variedad de ingredientes que favorezcan la salud. Una forma de mejorar tus hábitos alimentarios es encontrar recetas saludables que puedas preparar en casa. Los libros de cocina o los blogs de alimentos que se centran en la dieta mediterránea pueden ofrecer recetas inspiradoras orientadas a la alimentación para la salud del corazón. Establece una rutina en la que cocines en casa nuevas e interesantes recetas saludables para el corazón.
3. Come más fibra
Los alimentos ricos en fibra son especialmente importantes para la salud del corazón porque contribuyen a reducir el colesterol, a regular los niveles de azúcar en sangre y a mejorar la salud intestinal, lo que se traduce en una menor inflamación. Además, los alimentos que contienen fibra, como las verduras, las legumbres la fruta, los frutos secos, los cereales integrales y las semillas, suelen ser buenas fuentes de vitaminas y minerales esenciales. Elegir una variedad de estos alimentos vegetales integrales cada día puede ayudarte a ingerir 14 gramos de fibra por cada 1.000 calorías consumidas.
4. Revisa que los alimentos que vas a consumir no tengan estos nutrientes
La etiqueta de información nutricional de los alimentos es una herramienta pequeña pero útil para ayudarnos a entender el contenido de los alimentos. El sodio, las grasas saturadas y los azúcares añadidos se consideran nutrientes que hay que limitar porque se asocian a efectos negativos para la salud y muchos de nosotros los consumimos en exceso. Fíjate en el tamaño de la porción que aparece en la etiqueta y en cuántas porciones hay en un paquete. Aunque el límite diario aceptable de sodio, grasas saturadas y azúcares añadidos varía en función de factores como las necesidades calóricas generales de cada uno y los problemas de salud individuales, la etiqueta de los alimentos puede ayudar a comparar y seleccionar los productos alimenticios. Además, siempre puedes preguntarle a tu médico o nutricionista, qué cantidad de estos nutrientes es aceptable que consumas y así siempre irás sobre seguro.
Tanto si tienes factores de riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca como si no, considera la posibilidad de tomar una o varias medidas para tener un corazón más sano. Acciones como controlar los niveles de estrés, concertar una cita con el médico para análisis cada cierto tiempo o investigar sobre tu propio historial médico familiar, pueden marcar una importante diferencia a la hora de proteger tu corazón.
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