comer emocionalmenteEl hambre es una traición. El estrés y otras situaciones de tu vida pueden llevarte a comer emocionalmente. Es decir, a no ingerir los alimentos por necesidad, sino por impulsividad. Puede que sea tu caso. Si estás intentando perder peso, la situación avivará aún más tus ingestas por impulso.

Deberías tomar nota de los siguientes consejos para aprender a comer sano.

¿Por qué debes controlar las ganas de comer para mantener y perder peso?

Un adulto con una actividad física diaria normal no debería superar las cinco comidas al día. Normalmente, la mayor parte de las personas se alimentan entre tres y cinco veces cada día. Estas tomas son más que suficientes para completar la dieta y saciar el hambre. Sin embargo, las situaciones estresantes o la obsesión con tu peso o con la comida pueden llevarte a comer con impulso.

Comer emocionalmente es un alivio temporal y efímero

Debes tener en cuenta que las comidas proporcionan un placer y saciedad de duración limitada. Si sientes la necesidad de comer continuamente, no se trata de hambre. Probablemente estés intentando tapar tus necesidades reales con la comida, algo que no te va a beneficiar a la larga. Aumentarás de peso y te sentirás peor. Mientras, el verdadero problema continuará contigo, porque no era la necesidad de comer. Pide ayuda profesional para conocer el sentimiento o carencia emocional que estás intentando saciar con los alimentos.

Puedes parar de comer cuando quieras

Una de las razones que te pueden llevar a pensar que no puedes parar de comer es tu incapacidad para controlarte. Toma conciencia de tu propio cuerpo y sé responsable con él. Claro que puedes parar de comer cuando quieras. El momento llega si has consumido demasiadas calorías o nutrientes. No necesitas estar todo el día ingiriendo para mantenerte activo. De hecho, normalmente, tienes una vida más sedentaria cuanto más comes. Evita que las ansias por comer se manifiesten entre comida y comida.

Deja de pensar en comer

Como ya ha quedado claro, las ansias que notas por los alimentos no siempre son ganas reales de comer. Por esta razón, es conveniente que aprendas a dejar espacios de tiempo prolongados entre las comidas. No se trata de que dejes de comer, sino de que controles las horas a las que comes, dónde lo haces y qué tipos de alimentos consumes. Intenta poner en práctica los siguientes consejos extra, que te ayudarán a reconocer cuándo es necesario alimentarte y qué necesita tu cuerpo:

  • Nunca comas en sofás o asientos cómodos. Solo come en la mesa de la cocina, sin televisiones, radios, móviles ni ordenadores cerca.
  • Introduce alimentos con fibra y agua en todas tus comidas (frutas, batidos, etc.).
  • Empieza todas las comidas principales (comidas y cenas) con un puré (frío o caliente) que te sacie, hidrate y llene de vitaminas.
  • Come despacio. La comida del plato es toda para ti y no se va a escapar.
  • Reposa la comida en la mesa antes de levantarte; para ello, puedes estipular un tiempo mínimo de comida (20 minutos) y uno máximo (50).
  • Come siempre a las mismas horas.

Con estos trucos, aprenderás a controlar el hambre.

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