Razones para no consumir alcohol estando a dieta

Si te has propuesto una nueva meta y pretendes bajar de peso, existen muchos buenos hábitos que deberás adoptar y otros que deberán esperar.

Si te has propuesto una nueva meta y pretendes bajar de peso, existen muchos buenos hábitos que deberás adoptar y otros que deberán esperar, para ser retomados en el futuro solo de forma excepcional, como el consumo de azúcares, fritos o alcohol.

Este último será uno de tus peores enemigos a la hora de adelgazar, pues aporta calorías vacías al organismo y produce una necesidad casi inmediata de consumir alimentos calóricos sin realmente necesitarlos.

Un enemigo de la dieta

Las calorías vacías son aquellas que no aportan nada provechoso al organismo. Las calorías, aunque no queramos oír hablar de ellas cuando estamos a dieta, son la gasolina que permite al cuerpo funcionar con normalidad. Crear un déficit calórico potenciará la pérdida de peso, por lo que debemos asegurarnos de que los alimentos que consumamos sean de alto valor nutricional para compensar la energía de las calorías no ingeridas.

Las bebidas alcohólicas son, por norma general, bastante ricas en calorías. A ello se le suma la costumbre de servirlas mezcladas con bebidas carbonatadas e incluso energéticas, y acompañadas de algo de picar, normalmente hipercalórico; un cóctel de azúcar que flaco favor hará a nuestro cuerpo si lo que pretendemos es conseguir que queme grasa y gane músculo.

Algunos estudios sugieren, además, que el consumo de ciertas bebidas no aptas para menores de edad estimulan el hipotálamo causando una sensación intensa de hambre. Esto significa que la persona que bebe tendrá que sumar el total de las calorías vacías aportadas por dichas bebidas a las del refresco con el que se han mezclado, y a las del alimento con el que estemos acompañandolas.

Adelgazar no es tarea fácil para los bebedores

La motivación y la persecución de un objetivo son puntos clave y en los que hay que centrarse si queremos conseguir una nueva forma física que nos haga sentir mejor. Sin embargo, en muchas ocasiones, el consumo de bebidas alcohólicas se asocia con el ocio.

Asumimos que el ocio es una parte de nuestra vida cotidiana en la que podemos olvidarnos de las obligaciones y apartar, de forma relativa, ciertas preocupaciones para despejarnos y mejorar nuestro bienestar general. Sin embargo, la alimentación saludable y los buenos hábitos no deben perderse en estos momentos, sino que deben cuidarse de actividades y hábitos dañinos, por el bien de nuestra salud física y mental.

Es posible que aquellas personas a dieta que se permitan la ingesta regular de ciertas bebidas pierdan eventualmente su motivación para perder peso al comprobar que pese a todo su esfuerzo no obtiene los resultados deseados. Estas pequeñas "licencias" tomadas en momentos de ocio contribuyen a sufrir un efecto rebote, perdiendo todo aquello conseguido gracias a días o semanas de cuidado intenso.

Buenos hábitos para mejores objetivos

Marcarnos una serie de pautas para llevar una vida más sana es factible. Solo necesitamos fuerza de voluntad, metas alcanzables y constancia. Dejemos de hablar de dieta como un castigo y comencemos a familiarizarnos con los buenos hábitos alimenticios para una vida saludable.
El consumo eventual y controlado de alcohol en ciertos momentos puede proporcionarnos un rato divertido, pero debemos ser consecuentes con sus efectos siempre negativos hacia nuestro organismo y la forma en la que nos condiciona.

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